“Alguien podría estar muerto”: streamer se celebra a sí mismo por lanzar fuegos artificiales a una chica

Un escándalo de streamer durante el festival de Diwali desata indignación global: una vez más, la responsabilidad de los influencers está en el centro del debate.

Sam Pepper Diwali
Al principio, Pepper todavía se reía. | © Sam Pepper / Kick

Después de que el streamer Sam Pepper disparara un fuego artificial contra una niña durante el Festival de las Luces en la India, surgió un nuevo debate sobre la irresponsabilidad de este tipo de influencers.

El streamer británico Sam Pepper ha vuelto a generar indignación. Durante las celebraciones de Diwali el 20 de octubre en Nueva Delhi, el hombre de 35 años disparó fuegos artificiales hacia una multitud —en una transmisión en vivo ante miles de espectadores.

El resultado: una niña de ocho años resultó herida, la comunidad en línea está indignada y plataformas como Kick y Pump.fun han prohibido al streamer desde entonces.

Una pizca (innecesaria) de Pepper

En una transmisión ahora eliminada, se podía ver a Pepper participando en las llamadas “batallas de fuegos artificiales” junto a un grupo de locales, disparándose cohetes y petardos entre sí, aparentemente por diversión. En el video, hay un momento en que Pepper dispara un cohete mientras alguien al fondo grita “¡Headshot!”. Momentos después, el proyectil habría impactado a una niña pequeña. Pepper parece encontrar el incidente gracioso y se celebra a sí mismo por el “disparo”, hasta que queda claro que, esta vez, se había hecho un daño real.

Al principio, algunos reportes afirmaron que la niña había perdido un ojo, algo que Pepper negó más tarde en un comunicado. Sin embargo, admitió que la menor sufrió un corte sobre la ceja. “Me siento terrible”, escribió en Twitter, destacando que había cubierto los gastos médicos.

Aun así, la tormenta de críticas no tardó en llegar. Los detractores lo acusaron de comportamiento imprudente y de falta de respeto hacia las festividades indias. Las plataformas reaccionaron rápidamente: Kick suspendió su cuenta y Pump.fun lo eliminó permanentemente de su plataforma.

Atención a cualquier precio

El caso de Sam Pepper es un ejemplo claro de un problema cada vez mayor en el mundo del streaming: la adicción a los clics, el alcance y el escándalo.

Muchos streamers intentan destacar en un mercado saturado mediante acrobacias cada vez más riesgosas o provocadoras. Lo que comenzó como simples “bromas” inofensivas, en los últimos años ha evolucionado hacia una espiral de comportamientos cada vez más extremos. Cuanto más peligroso o moralmente cuestionable es el contenido, mayor es la posibilidad de volverse viral y, con ello, de aumentar las ganancias por donaciones, suscripciones o patrocinadores.

Sam Pepper no es, ni mucho menos, un caso aislado. Otros influencers como Ice Poseidon y Johnny Somali también han sido noticia por acciones que cruzan los límites de lo aceptable. La streamer XenaTheWitch incluso fue expulsada de Kick por 1.000 años después de disparar con una pistola de pintura a un transeúnte inocente. Pero Pepper, quien ya había sido criticado en su época de YouTube por sus “bromas” de acoso montadas, ha vuelto a llevar esta escalada a un nuevo extremo.

¿Responsabilidad sin límites?

El núcleo del problema radica en la falta de regulación y autocontrol dentro de la escena. Muchos streamers operan en zonas grises legales, ya que el contenido en vivo es difícil de supervisar. Aunque las plataformas eliminan transmisiones problemáticas o suspenden cuentas, esto suele ocurrir solo después de que se desata la indignación pública.

Mientras que los medios tradicionales y las producciones cinematográficas suelen ajustarse a estándares éticos y legales claros, los streamers en vivo se mueven en un espacio donde el alcance pesa más que la responsabilidad. El atractivo de la inmediatez y la retroalimentación instantánea —chats, “likes” y contadores de espectadores— hace que la reflexión y la empatía queden a un lado.

Una llamada de atención para la cultura del streaming

El incidente de Diwali es más que un error individual: es una llamada de atención para toda la industria. Las plataformas deben preguntarse cómo manejar a los streamers que buscan atención mediante acrobacias peligrosas. Y los espectadores deberían reflexionar sobre qué tipo de contenido están premiando con sus clics.

Desde entonces, Sam Pepper ha pedido disculpas. Pero la disculpa no cambia el hecho de que una niña resultó herida. Todo por la emoción de una transmisión en vivo.

Mientras la fama digital siga siendo más importante que la responsabilidad humana, los fuegos artificiales de los clics seguirán fuera de control.

El artículo original fue escrito por Max Jentsch.

Ignacio Weil

Creador de contenido para EarlyGame ES y conocedor de juegos independientes y de terror. Desde Dreamcast hasta PC, Ignacio siempre ha tenido pasión por los juegos indie y experiencias enfocadas en la historia....