Un YouTuber coreano de viajes fue secuestrado mientras andaba en bicicleta por India.
A pesar de adentrarse en áreas peligrosas y estar terriblemente mal preparados, los YouTubers de viajes a menudo (de alguna manera) salen ilesos. Pero este tipo de turismo de barrios marginales rara vez es seguro.
¡Y un YouTuber coreano acaba de descubrirlo de la manera más dura, después de ser secuestrado durante 30 horas!
Streamer retenido en cautiverio durante 30 horas
El YouTuber Jay, también conocido como jayletitgo, viajaba recientemente por India.
Debido a que el transporte público es limitado, decidió intentar recorrer la región de Leh en India en bicicleta. Lo cual resultó ser una idea tonta.
En el camino, Jay se alegró de ver que un camión se detenía para ofrecerle un aventón. Subió agradecido y luego se quedó dormido...
Cuando despertó, estaba en un lugar desconocido, donde tres hombres le exigieron su dinero, su teléfono y su cámara. Jay, por suerte, fue lo suficientemente inteligente como para pedirles que condujeran hasta la ciudad más cercana, donde sacaría dinero en efectivo de su cuenta bancaria.
Mientras conducían, Jay finalmente tuvo algo de señal en su teléfono y logró contactar a un amigo, enviando fotos desde dentro del camión y de los tres hombres.
Luego, los secuestradores drogaron a Jay, y él no pudo recordar mucho después de eso.
Después de que finalmente despertó, tuvo suficiente señal para enviar su ubicación a su amigo. Los tres hombres se enteraron de sus mensajes y lo abandonaron al costado de la carretera.
Por supuesto, Jay fue a las autoridades locales. Y la policía logró capturar a los hombres responsables, quienes al principio negaron todas las acusaciones en su contra. Pero, finalmente, los policías lograron sacar una confesión a los rufianes:
[La policía] realmente intentó golpear a esas tres personas [los secuestradores] frente a mí. Frente a mí, los criminales empezaron a llorar y no dejaban de decirme que lo sentían.
Así que, Jay logró salir de la situación ileso, y le deseamos lo mejor en sus futuros viajes.
El artículo original fue escrito por Benedikt Ostertag.