Un inquietante juego de terror indie contado desde la perspectiva del mejor amigo del hombre. Lo que empieza como una simple historia de compañía pronto se convierte en una mirada escalofriante al miedo, la lealtad y lo desconocido.

Los perros notan cosas que nosotros no. En esta película, esa simple verdad se vuelve aterradora. A veces se detienen, miran hacia la oscuridad, las orejas se agitan y nos decimos a nosotros mismos que no es nada. Good Boy pregunta: ¿y si no lo es?
Una casa silenciosa, un perro leal y algo en la oscuridad
A lo largo de tres años, el director Ben Leonberg y su esposa y productora Kari Fischer crearon Good Boy como una película de terror indie protagonizada por su propio perro Indy. La historia sigue a Todd (Shane Jensen), quien se enferma gravemente y decide mudarse con Indy a la remota cabaña de su difunto abuelo en el bosque. Su hermana Vera (Arielle Friedman) cree que la casa está embrujada, pero Todd se muda de todas formas, con la esperanza de encontrar paz y recuperarse. No pasa mucho tiempo antes de que Indy perciba que algo anda profundamente mal. Escucha ruidos extraños, ve sombras moverse por los pasillos oscuros y se inquieta, mientras Todd permanece inconsciente de la presencia invisible que los rodea.
Por qué esta película es tan especial
Ahora, podrías pensar que esta premisa suena como la mitad de las películas de terror que ya has visto, y tendrías razón. La casa embrujada en sí misma no es lo que hace que Good Boy destaque. El verdadero giro está en su protagonista, Indy. Toda la historia se desarrolla desde su perspectiva y, sorprendentemente, funciona.
Hay varias razones para ello. Primero, la audiencia empatiza naturalmente con un animal inocente. Ver a Indy experimentar ruidos extraños, sombras parpadeantes y fuerzas invisibles mantiene al espectador en tensión porque él no puede explicar lo que está viendo. A diferencia de la mayoría de películas de terror, Good Boy no depende de un protagonista humano tomando decisiones cuestionables que ponen a prueba la paciencia del público. Indy no es descuidado ni ingenuo; está atrapado en una lucha silenciosa entre el instinto y la devoción, completamente consciente del peligro pero obligado a permanecer cerca de la persona que ama y siente que debe proteger.
Esa tensión, la lealtad indefensa de una criatura que entiende más de lo que puede expresar, es lo que le da a Good Boy su poder emocional. Convierte una historia de casa embrujada familiar en algo más realista, un estudio sobre la lealtad y el vínculo silencioso que mantiene a Indy al lado de su dueño sin importar el costo.
Necesitamos más de esto
Es notoriamente difícil trabajar con animales en un set de cine, y aún más cuando el perro es el protagonista. Aun así, Ben Leonberg logra que funcione y lo hace brillantemente. La industria cinematográfica necesita desesperadamente más ideas creativas como esta, y esta película es un ejemplo perfecto de cómo hacerlo bien. Si eres fan del género de terror, Good Boy definitivamente vale la pena verla.
¿Qué opinas? ¿Ya has visto Good Boy o planeas verla? ¡Cuéntanos en los comentarios!
El artículo original fue escrito por Luis Scharringhausen.