En un momento inesperado en la televisión católica brasileña, la hermana Marizele convirtió una transmisión tranquila en una sesión de beatboxing viral que puso de pie a una monja, a un sacerdote y a medio internet.
Hay cosas que uno se encuentra en internet y de inmediato te hacen sentir mejor con el mundo. Sin tragedias, sin polémicas, sin caos – solo algo tan inesperadamente encantador que te da un cosquilleo en el cerebro. Con ustedes, la hermana Marizele de Brasil, quien se volvió viral recientemente por hacer una rutina de beatboxing en un programa de televisión católica. ¿Y la verdad? Tiene más ritmo del que debería tener.
Barras sagradas y ritmos celestiales
El momento ocurrió en Pai Eterno, un canal religioso de habla portuguesa, durante lo que parecía una transmisión bastante normal: dos monjas y un sacerdote sentados hablando sobre su labor. Las monjas vestían faldas azul claro, blusas blancas, hábitos a juego y cruces doradas. El sacerdote llevaba la tradicional sotana negra con cuello blanco. Todo transmitía calma, respeto y devoción silenciosa. Hasta que apareció el micrófono.
Comenzó inocentemente – canto melódico, del tipo que uno esperaría en una transmisión religiosa. Luego la hermana Marizele se adelantó, se inclinó hacia el micrófono... y empezó a hacer beatboxing. No pasó mucho tiempo antes de que la segunda monja comenzara a bailar con tanto entusiasmo que era contagioso. Y luego, como si ya no fuera una de las cosas más inesperadamente adorables en la televisión, el sacerdote también se unió.
@dailymail God forbid a nun catches a vibe Sister Marizele has gone viral after beatboxing on the Catholic TV show - Pai Eterno. The nuns and a priest were on the show to talk about their work before bursting into song. EBU/TV PAI ETERNO #brazil #catholic #nun #priest #song #beatbox #beatboxing
original sound - Daily Mail
Aún no sé qué me gustó más: el beatboxing en sí (sorprendentemente bueno), la monja bailando como si fuera lo mejor de su semana, o el sacerdote entregándose como si nadie lo estuviera viendo. Nada se sintió ensayado ni fingido – parecía tres personas genuinamente divirtiéndose y permitiéndose disfrutar de algo simple y humano. Nadie intentaba hacerse viral. Y quizás por eso lo lograron.
El artículo original fue escrito por Johanna Goebel.