Más de un millón de firmas para proteger la cultura del videojuego digital, pero la asociación europea de la industria de videojuegos está poniendo obstáculos. ¿Por qué?

La iniciativa "Stop Killing Games" toca un punto sensible en el mundo de los videojuegos actual: cada vez más juegos simplemente desaparecen de la noche a la mañana cuando los editores dejan de apoyarlos o cierran los servidores. Lo que antes se daba por sentado – que un juego comprado seguiría funcionando en 10 o 20 años – se está volviendo cada vez más raro.
Más de un millón de personas han firmado una petición pidiendo a la UE que obligue a los editores a mantener los juegos descontinuados accesibles, o al menos permitir que los fanáticos o terceros puedan mantenerlos. El movimiento fue lanzado por el youtuber Ross Scott, quien ha estado luchando por la preservación de los medios digitales durante años.
La reacción de la industria: Bloqueo en lugar de diálogo
En lugar de trabajar juntos para encontrar soluciones, el lobby europeo de los videojuegos responde con rechazo. La asociación industrial Video Games Europe, que representa los intereses económicos de los editores en la UE, ha lanzado ahora una declaración de cinco páginas – rechazando claramente las demandas.
Los principales argumentos:
- Una obligación legal de mantener los servidores en línea es económicamente insostenible.
- Haría que la creatividad se viera obstaculizada si los desarrolladores se viesen obligados a diseñar juegos para que permanezcan jugables permanentemente sin conexión.
- Podrían surgir riesgos de seguridad si el software antiguo permanece accesible.
Desde la perspectiva de la asociación, proteger los intereses económicos de los editores tiene prioridad sobre la preservación de los juegos en sí.
¿Un lobby contra los jugadores?
Es importante entender: Video Games Europe no es una institución independiente, sino una organización clásica de lobby – similar a una asociación industrial en otros sectores. El conocido sistema de clasificación por edades PEGI también está bajo su responsabilidad. Así que la perspectiva es clara: el enfoque está en los editores, no en la comunidad.
Para muchos jugadores, este razonamiento suena como una excusa: Nadie espera que todos los juegos online sean respaldados para siempre a costa del editor. El punto es ofrecer alternativas en lugar de hacer que los títulos sean deliberadamente injugables. Hay muchos ejemplos: el juego "The Crew" de Ubisoft fue recientemente cerrado por completo, aunque habría sido técnicamente posible dejar que los jugadores accedieran a él sin conexión. En cambio, los compradores quedaron bloqueados – incluso cuando alguna vez pagaron el precio completo por el juego.
Productos digitales, ¿pero sin propiedad?
Este debate resalta un problema fundamental en la industria de los videojuegos de hoy: Los jugadores modernos a menudo no poseen verdaderamente sus juegos, sino que simplemente compran una licencia que puede caducar en cualquier momento. Esto afecta no solo a los juegos puramente online, sino también a títulos con DRM siempre-en-línea que nunca se elimina.
Los grandes editores podrían fácilmente dar un ejemplo positivo: Si un juego ya no tiene soporte, podrían liberar el código del servidor o permitir proyectos gestionados por fanáticos. En cambio, las amenazas legales a menudo surgen cuando los fanáticos intentan revivir un juego abandonado por sí mismos.
Un paso hacia una cultura de juegos sostenible
"Stop Killing Games" está pidiendo exactamente esta equidad: Si un desarrollador ya no quiere gastar recursos, otros deberían tener la oportunidad de preservar el activo cultural. Después de todo, los juegos ahora son parte de nuestro patrimonio digital – como las películas, los libros o la música.
En este contexto, el bloqueo de la asociación parece un intento retrógrado de aferrarse al máximo control. Mientras tanto, la comunidad muestra cuánto deseo hay de preservar títulos antiguos: servidores de fanáticos, mods y proyectos de remasterización han demostrado durante años cuán importantes son los juegos clásicos para generaciones de jugadores.
Por qué la iniciativa sigue siendo importante
La decisión de Video Games Europe de oponerse a "Stop Killing Games" arroja luz sobre las prioridades de la industria. No se trata de sostenibilidad o preservación cultural, sino de intereses económicos y control absoluto sobre la propiedad intelectual.
Si este enfoque es a prueba de futuro, es cuestionable. Cada vez más jugadores se preguntan: ¿Por qué debería pagar el precio completo por un juego si no hay garantía de que podré jugarlo dentro de diez años?
La iniciativa ha llevado este debate al centro de atención – y aunque la resistencia es fuerte, la presión sobre la industria está creciendo. Todo aquel que ama los juegos quiere disfrutarlos no solo hoy, sino también mañana. Y ese es el punto: Stop Killing Games es más que una simple petición. Es un llamado a tomar la cultura de los videojuegos digitales en serio – y no solo apagarla para obtener ganancias a corto plazo.
El artículo original fue escrito por Florian Frick.